Es curioso...

Sí, es curioso.

Encuentras a la persona que te hace reír en momentos en los que desearías tirarte por la ventana del piso más alto del mundo (por si acaso al tirarte de uno más bajo no acabas bien aplastado, que es lo que quieres en ese momento), ¡te hace feliz!

Un día esa persona pone el modo OFF contigo, porque por X o por Y pagas tus desgracias con él/ella durante un periodo de tiempo... El modo OFF tiene una serie de pros y de contras...

Pros: La persona a la que echas de menos y de la cual quieres captar su atención se queda pensando "¡pero que cojones!" y consigues llamar su atención, para bien... o para mal. Te tomas un descanso mental con respecto a esa persona, te da igual lo que haga ya... total, si piensas que tú no puedes hacer nada! Así que es como un periodo vacacional.

Contras: A lo mejor la reacción de esa persona no es la esperada, se hunde aún más en su mierda (tú contribuyes a ello, aunque no fuera esa tu intención) y piensa que ha perdido el tesoro más valioso que tenía (tú, por supuesto). El modo OFF te lleva a un oscuro camino de mentiras, ocultismo, pasotismo exacerbado y otro montón de conductas que sólo llevan a la confusión del otro y al pensamiento de que la llamita que había... se esfuma.

Yo he puesto en práctica el modo OFF inconscientemente, aunque no llegue al nivel en que aparecen las mentiras, no es mi estilo. Quizás oculte información, simplemente por no amargar con mis problemas a la persona que más quería y quiero; y a la que más necesito aunque se empeñe en volverse innecesaria.

El otro día en clase una amiga nos enseñó a los demás un texto precioso que me hizo replantearme la situación (es del libro "Once minutos" de Paulo Coelho):

"Erase una vez un pájaro, adornado con un par de alas perfectas y plumas relucientes , coloridas y maravillosas. En fin, un animal hecho para volar libre e independiente, para alegrar a quien lo observase. Un día, una mujer lo vio y se enamoró de él. Se quedó mirando su vuelo con la boca abierta de admiración, con el corazón latiéndole más de prisa, con los ojos brillantes de emoción. Lo invitó a volar con ella, y los dos viajaron por el cielo en completa armonía. Ella admiraba, veneraba, adoraba al pájaro.
Pero entonces pensó: Tal vez quiera conocer algunas montañas distantes!. Y la mujer tuvo miedo. Miedo de no volver sentir nunca más aquello con otro pájaro. Y sintió envidia, de la capacidad de volar el pájaro.
Y se sintió sola.
Y pensó: Voy a poner una trampa. La próxima vez que el pájaro venga, no volverá a marcharse.
El pájaro , que también estaba enamorado, volvió al día siguiente, cayó en la trampa y fue encerrado en la jaula.
Todos los días ella miraba al pájaro. Allí estaba el objeto de su pasión, y se lo enseñaba a sus amigas, que comentaban: Eres una persona que lo tiene todo.
Sin embargo, empezó a producirse una extraña transformación: como tenía al pájaro, y ya no tenía que conquistarlo, fue perdiendo el interés. El pájaro, sin poder volar ni expresar el sentido de su vida, se fue consumiendo, perdiendo el brillo , se puso feo y ella ya no le prestaba atención, excepto para alimentarlo y limpiar la jaula.
Un buen día, el pájaro murió. Ella se puso muy triste, y no dejaba de pensar en él. Pero no recordaba la jaula, recordaba sólo el día que lo había visto por primera vez, volando contento entre las nubes. Si hubiese pensado más, se hubiese dado cuenta de que eso que la emocionaba tanto del pájaro era su libertad, no su cuerpo.
Sin el pájaro, su vida también perdió sentido, y la muerte vino a llamar a su puerta. "porqué has venido?", le preguntó a la muerte. "Para que puedas volar de nuevo con él por el cielo-dijo la muerte-. Si lo hubieses dejado partir y volver siempre, lo admirarías y lo amarías todavía más: sin embargo, ahora necesitas de mí para poder encontrarlo de nuevo".

Yo me siento como la mujer que encierra al pajarillo en una jaula y le quita la vida poco a poco, aunque yo no he perdido el interés por él, quizás sí lo dejé de lado unos meses, pero todos los días me arrepiento de lo que "no hice" o dejé de hacer con él... Si bien no podría haberlo hecho de otro modo.

Estos días no paro de pensar en qué es lo mejor... Ojalá el pájaro hablara tan claro como le hablo yo.

Aunque me duela hacer esta pregunta, he de hacerla...: ¿Quieres volar, probar cosas nuevas y ser libre?

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